Su nombre lleva años soñando en los mentideros futbolísticos del Reino Unido. Quienes han seguido sus pasos -primero en St. Albans y Luton y desde 2015 en el Arsenal- han profetizado un momento que terminó llegando este martes y que parece solo la primera piedra de una prometedora carrera. La inteligencia y el carácter ganador que muestra Patiño sobre el campo no dejan lugar a la duda.

Ante el Sunderland, el número 87 (el mismo que lució Saka en su estreno con el Arsenal) dejó sobradas muestras de lo que es capaz. Se movió con libertad, ocupó espacios a su antojo y mostró una claridad de ideas impropias de un chico que disputaba sus primeros minutos en el fútbol profesional. Su gol en el 91 llevó el éxtasis a las gradas del Emirates, cuyo público coreó su nombre como el que saluda a quien por tanto tiempo ha esperado.

El joven aterriza en un momento ideal. Su equipo es cuarto en la Premier, la que sería la mejor clasificación de los últimos cinco años. El Arsenal va de menos a más y no cuenta con la presión de los favoritos al título. En el banquillo cuenta con el apoyo de Arteta y en el vestuario podrá mirarse en los espejos de Bukayo Saka o Smith-Rowe, que como él dieron el salto desde la academia del cuadro londinense.

Raíces gallegas

Su nombre puede confundir, pero el apellido no esconde sus orígenes: por las venas de Patiño corre sangre gallega. Sus abuelos nacieron en la provincia de A Coruña. Fue su progenitor quien le inculcó su pasión por el fútbol y por el Deportivo, club al que siempre ha seguido y que ha ido a ver cada vez que ha regresado a Galicia.

Aunque nació en Watford en 2003 y siempre ha vivido en el Reino Unido, Charlie no renuncia a sus raíces. La puerta de nuestro país siempre está abierta. Ha sido internacional por Inglaterra en cada una de las categorías inferiores, pero eventualmente podría ser convocado por la Selección Española. Aunque primero deberá demostrar que las expectativas están fundadas.