No solo es que el Real Madrid perdiera contra el Paris Saint Germain, es que la imagen que dio en el Parque de los Príncipes fue paupérrima. Muy mala. No hubo ni un tiro a puerta en todo el partido. Los hubo que apagaron la televisión sin saber si jugaba Gianluigi Donnaruma o Keylor Navas en la portería del PSG.

El Madrid se dedicó a esperar atrás a que llegara un milagro arriba. Pero ni Vinicius, ni Asensio, ni Benzema encontraron resquicio. Si este era el plan de Carlo Ancelotti, ¿merecía la pena arriesgar a Benzema? El francés llegaba entre algodones, sin saberse hasta el mismo día si jugaría o no. Se había perdido los tres útlimos encuentros por una lesión muscular. Casi un mes fuera.

MALOS DATOS

Y salió de titular en el partido más importante de la temporada, con el riesgo de que recayera y su ausencia se estirara aún más en el tiempo. No tiró ninguna vez, ni a puerta ni fuera. Solo tocó 38 veces el balón, la mayoría de ellas en el centro del campo. Su acierto de pases fue inferior al 80 % y no ganó ningún duelo aéreo y solo completó un regate. No fue su partido.

La fortuna para el Real Madrid es que en los 86 minutos que jugó, no se resintió de sus problemas físicos. Benzema aguantó y podrá estar este fin de semana contra el Alavés, aunque quizás Ancelotti opte por darle descanso. Quizás Gareth Bale o incluso Eden Hazard hubieran sido buenas opciones este martes, más velocidad si lo que se pretendía era jugar a la contra, pero el técnico italiano apostó por su mejor jugador y la prueba salió rana. Al menos, pensará él, no se lesionó.