Para ganar títulos, indudablemente, hay que saber sufrir. El Real Madrid es la viva prueba de ello tras cosechar un agónico triunfo en Sevilla que casi les da como campeones de la Liga. Los blancos tendrían que sufrir una debacle de dimensiones bíblicas para perder un título que no siempre estuvo asegurado. Los chicos de Carlo Ancelotti pasaron malas épocas en el mes de febrero, pero supieron recomponerse a partir de darle la vuelta a la eliminatoria de octavos de final de la Champions League ante el Paris Saint Germain.

Desde entonces, el equipo madridista metió la directa y, con la excepción del Clásico, han encarrilado resultados de máximo mérito en los grandes encuentros tirando de oficio y experiencia de sus estrellas. El Real Madrid estuvo esta misma semana al borde del K.O. en la Champions League cuando el Chelsea les remontó un 1-3 de la ida para ponerse 0-3 en el Bernabéu. Los blancos supieron renacer en la zona donde otros se caen de la cuerda floja para forzar la prórroga y ganar la eliminatoria en el tiempo extra.

Algo parecido les ocurrió frente a un Sevilla que les arrasó en la primera mitad poniéndose 2-0, pero que finalmente tuvo que sucumbir ante el empuje blanco con Benzema como verdugo en el descuento. El francés anotó otro gol decisivo para acercar a los blancos a su Liga número 35 de la historia. También hay que resaltar el papel protagonista de un Rodrygo que cambió el sino de los dos encuentros disputados esta semana. El brasileño abrió tanto contra el Chelsea como contra el Sevilla la portería rival saliendo desde el banquillo.

El Real Madrid tiene que sumar de aquí a final de temporada siete puntos en Liga y será campeón toda vez que el Barça no falle antes por el camino. Los chicos de Ancelotti están con la calculadora en mano para ver si pueden tener el pasillo de los campeones o celebrar el alirón en el campo del Atlético de Madrid. El técnico italiano, además, se convertirá en el primero de la historia en ganar las cinco grandes Ligas, además de lucir un palmarés con tres Champions, donde es el mejor junto con Zidane y Bob Paisley.

El equipo blanco, además del título, parece haber recuperado la seña de identidad del club: nunca rendirse. Los jugadores parecen creer más que nunca en lo que hacen y el sueño de la Decimocuarta Champions sólo está a dos pasos. Veremos si Guardiola o el ganador del duelo entre Liverpool y Villarreal pueden detener a un grupo que se une ante las adversidades. Que le pregunten a sus rivales del último mes lo que se siente cuando creen que todo está hecho.