La crisis sin precedentes de los fabricantes japoneses en MotoGP
Honda y Yamaha han hecho el ridículo después de dos décadas de dominio absoluto en MotoGP.
Desde que MotoGP sustituyó a la categoría de 500cc, sólo Ducati y en 2007, consiguió interrumpir el dominio de las grandes fábricas japonesas. Este 2022, sin embargo, hemos asistido a una completa revolución que ha hecho removerse los cimientos más ancestrales de la competición de las dos ruedas.
Los equipos de fábrica de Yamaha y Honda han terminado quintos y novenos, respectivamente, este Mundial viéndose completamente sobrepasados por Ducati. La marca italiana les ha ganado terreno como nunca antes se había visto. Invirtieron para tener hasta a cuatro equipos inscritos con su motor y los resultados han sido sencillamente espectaculares.
El equipo de Bolonia ha sacado 154 puntos a Yamaha y casi ha triplicado todo el botín logrado por la Honda oficial. Pecco Bagnaia se ha proclamado campeón del mundo gracias en gran medida a una moto que aúna su clásica potencia con una tracción que la convierte en imbatible en cualquier recta.
Llama la atención que por delante tanto de Yamaha como Honda haya finalizado una fábrica austríaca como KTM, logrando el mejor resultado de su historia en constructores con un segundo puesto. La tercera ha sido la también italiana Aprilia, demostrando que se han puesto las pilas en el Viejo Continente hasta niveles extremos.
No escuchan a nadie
Entre los principales motivos de la involución de Yamaha y Honda encontramos como problema central que no atienden a las peticiones de sus pilotos. Su filosofía japonesa les impide aceptar un cambio y son los propios conductores los que tienen que adaptar su pilotaje a sus creaciones.
El campeón de 2021, Fabio Quartararo, se tiró meses exigiendo un cambio en la tracción electrónica de la moto. Yamaha, lejos de escucharle, se encerró en su opinión perdiendo un Mundial de pilotos que tenían ganado en el mes de agosto por culpa de su cabezonería.
"Mejor no me pongo a gritar. Hay que mandarles un mensaje constructivo", dijo Marc Márquez tras probar el decepcionante diseño de la Honda de 2023. El catalán sabe mejor que nadie que enfrentarse a su fábrica es un error y cruza los dedos para que sus peticiones hayan sido anotadas.
Honda siempre se ha caracterizado por ser un equipo donde la moto era protagonista por encima del piloto siendo una escuadra poco autocrítica. Su novena posición de esta temporada es la caída a los infiernos de un proyecto que no ha tenido cabeza ni sentido desde que Márquez se lesionó en 2020.
Suzuki se marcha
Por otra parte, Suzuki, sexto en constructores este año, ha decidido retirarse de MotoGP tras ver que era imposible hacer nada grande en constructores. El equipo azulón, pese a ganar el título con Joan Mir en 2020, quería el otro que distingue a los equipos y que se le ha resistido desde 1982.
La historia de MotoGP nunca había asistido a esta crisis sin precedentes de los fabricantes japoneses, quienes tienen que mejorar y mucho en sus comunicaciones. Los grandes pilotos antes eran seducidos por la gran superioridad de sus motos respecto a los rivales, pero si la cosa continúa así tendrán dificultades para captar a los mejores del paddock.