Max Verstappen es un piloto con el que no es sencillo convivir. El holandés, sin ir más lejos, acaba de dejar a su compañero Checo Pérez sin el subcampeonato del mundo por cobrarse una cuenta personal del Gran Premio de Mónaco de esta temporada.

No es el primer problema que Max tiene con un piloto y como ejemplos podemos poner sus piques de la pasada temporada con Lewis Hamilton, los incidentes del pasado con Esteban Ocon o incluso los toques que en su día protagonizó con Daniel Ricciardo cuando eran compañeros en Red Bull.

Max las ha tenido de todos colores en la Fórmula 1, pero llama poderosamente la atención la buena relación y respeto que siente por Carlos Sainz. Ambos empezaron juntos en 2015 en la escudería Toro Rosso como compañeros y a ninguno de ellos les ha ido mal viendo sus progresiones hasta los equipos punteros.

El legado de sus padres

Tachados los dos como hijos de papá, Max y Carlos se hicieron fuerte e independientes de sus figuras paternales. Max Verstappen siempre fue exigido por su padre Jos, un piloto de media tabla de la era de dominio de Michael Schumacher, que lo mejor que hizo en su carrera en Fórmula 1 fue hacer dos podios como compañero del siete veces campeón del mundo en Benneton.

A Carlos Jr. siempre le ha perseguido la figura de su padre Carlos, bicampeón del mundo de Rallys y múltiple ganador del Rally Dakar. El hijo siempre tuvo la sombra de la sospecha hasta que poco a poco ha ido dando pasos de gigante para quitarse ese lastre con su fichaje por Ferrari y su primera victoria durante esta temporada.

Compartieron ser señalados

Max sabe de primera mano lo que siente Carlos y viceversa y por eso ambos sonríen al recordar esos días en los que eran dos niños con ambiciones en Toro Rosso. El holandés logró un cuarto puesto como mejor resultado en la temporada que compartió con Carlos, mientras que el español hizo un séptimo lugar ese año.

El holandés rompió más pronto que el madrileño estando en el lugar adecuado en el momento adecuado. Cuando Daniil Kyavt empezó a fallar con Red Bull en 2016, Max le sustituyó en el Gran Premio de España ganando en su primera con la escudería austríaca evocando a un Fernando Alonso que ganó en su carrera de debut con Ferrari en 2010.

Y volaron del nido

Max no fue el único que se fue a mitad de temporada de Toro Rosso, Carlos Sainz siguió sus pasos en 2017 marchándose a Renault para convertirse en un pilotazo que ha ido subiendo peldaño a peldaño tras destacar posteriormente en McLaren.

Verstappen aprecia mucho el tesón de un Carlos con quien mantiene una gran conexión dentro y fuera de la pista. Cuando se han cruzado y han peleado por triunfos ha imperado el respeto mutuo, algo que especialmente no se ve en la conducción del holandés en situaciones de máxima presión.

Después de que todo el mundo dudase de la decisión de Toro Rosso de darle un asiento a ambos en 2015, podemos decir sin miedo a equivocarnos que se trata de dos los pilotos más dominantes de esta década. Y lo mejor está por llegar.