Ninguna española había ganado en Indian Wells hasta Paula Badosa. Conchita Martínez fue la que más lejos llegó, quedándose en la final de 1992 y 1996, hasta que Badosa irrumpió esta semana levantando el trofeo enfrente de Victoria Azarenka.

El primer gran título de su carrera, el segundo de su vida y de la temporada. Inesperado, porque nadie podía augurar que sería ella la que se alzaría al cielo californiano en el competido circuito femenino, y culminante, porque supone la guinda al pastel de una temporada brutal para ella, que le ha visto ganar en Indian Wells y Belgrado, hacer semifinales en Madrid, cuartos en Tokio y Roland Garros y quedarse muy cerca de meterse dentro del top ten.

Su ascensión ha sido tal que está cerca de competir con Garbiñe Muguruza por ver quién es la primera raqueta española. Ahora mismo Muguruza es la quinta del mundo, mientras que Badosa es decimotercera. Además, Badosa es la segunda española en activo en ganar un WTA 1.000, uniéndose a los tres que ya tiene Muguruza.

El tenis español está de enhorabuena en este 2021, con la consolidación de Badosa, la explosión de Carlos Alcaraz, que tan solo tiene 18 años; y la irrupción de jóvenes talentos como Daniel Rincón, que venció el pasado US Open en categoría júnior. Badosa es una de las jugadoras llamadas a rellenar el hueco que dejará Rafael Nadal cuando se vaya.

Durante años ha parecido que una vez se marchara el manacorense, el vacío en el tenis español se vendría abajo. Adiós a la generación de Nadal, David Ferrer, Feliciano López, Fernando Verdasco, Nico Almagro... Y no parecía que nadie los sustituyera con garantías. Ese miedo ya no existe. Badosa, que ganó Roland Garros júnior en 2015, ha superado en todos estos años sus problemas de ansiedad y depresión para convertirse en la perla del tenis español. Indian Wells ha supuesto su coronación. Ya es candidata a todo.