La lesión de Messi este viernes no ha hecho sino empeorar su momento en el PSG. El argentino se tuvo que marchar retirado del terreno de juego al descanso por un problema muscular que venía arrastrando y que puede impedirle seguir cogiendo ritmo y regularidad con los franceses.

Lo cierto es que lleva ya cuatro partidos de liga sin marcar con el PSG, mientras que sí ha brillado en la Champions League, con un gol ante el Manchester City (golazo) y un doblete para remontar contra el RB Leipzig. Los habrá que piensen que la compeición importante es la Champions y que la Liga, que parece imposible que se le escape a los parisinos, es prácticamente una competición menor a la que no prestar mucha atención, pero Messi necesitará estar enchufado y espantar todo el ruido que pueda a su alrededor.

Este proceso de adaptación es normal para un Messi que estaba acostumbrado a jugar toda su carrera, es decir, prácticamente los últimos veinte años en la misma liga, los mismos estadios y contra los mismos rivales, además de conocer perfectamente a sus compañeros y su estilo de juego.

El equipo jugaba para él, algo que se divide ahora con Neymar y Mbappé, por lo que es lógico que haya sufrido un choque al cambiar Barcelona por París. Con lo poco que ha podido jugar, los cambios de los parones internacionales y lo que queda de temporada, es pronto para hablar de declive. A Messi aún le queda mucho que demostrar en el París Saint Germain.