El torneo en el que Pablo Laso se transformó en Sergio Llull
Antes de ser el entrenador más laureado del siglo en el Real Madrid, Laso fue un tremendo jugador defendiendo los colores de Baskonia.
Muchos jóvenes no lo sabrán, pero Pablo Laso fue uno de los mejores bases en los años 90 de la Liga ACB. El ahora técnico del Bayern de Múnich se labró una enorme carrera profesional hasta tal punto de que posee el récord de asistencias (2.896) y de robos de balón (1.219) en la competición española.
El vitoriano tuvo una carrera como jugador más que destacado y hasta hubo un torneo, la Copa del Rey de 1995, en que se vistió de Sergio Llull al llevar al Baskonia al título -siendo elegido como el MVP de la competición-. Esa exhibición le valdría fichar por el Real Madrid, aunque antes de eso el bueno de Laso tuvo que pasar un camino complejo para destacar.
Laso creció en un ambiente baloncestístico con su padre, el mítico entrenador Pepe Laso, llevándole a las canchas del colegio San Viator de Vitoria día sí y día también. El base incluso pasó un año en Estados Unidos formándose como jugador de baloncesto, hasta fichar con apenas 17 años por el Caja Álava en la temporada 84/85.
Al año siguiente, su padre se hizo cargo del equipo, dándole a Pablo sus primeros minutos como profesional en la máxima categoría. Podría parecer a simple vista un caso de enchufismo entre progenitor e hijo, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, actualmente la realidad entre ambos es, por decirlo suavemente, compleja.
Laso se hizo con la titularidad indiscutible en el equipo a los 19 años y ahí vivió una década de ensueño. La salida de su padre en 1987 no le perjudicó ni lo más mínimo, sino que maximizó sus capacidades hasta convertirse en uno de los mejores asistentes de la ACB, encadenando un lustro con más de siete pases de canasta por partido. Estableció el récord de asistencias en un duelo en la máxima categoría española con 17 contra el Collado Villalba en 1991.
El base de Baskonia se consolidó como internacional con España, vistiendo hasta en 61 ocasiones la camiseta nacional, pese a que no consiguió cosechar ningún éxito reseñable en un conjunto en periodo de transición con enormes dramas nacionales como el 'Angolazo' o el 'Chinazo'.
El momento de brillar
Laso vivió su gran momento en la Copa del Rey de 1995 celebrada en Granada. Cuando nadie le esperaba, Laso sacó el mejor baloncesto de su carrera para apear por el camino a Joventut, Real Madrid y finalmente Zaragoza para llevarse el trofeo a casa y el MVP del torneo. En las semifinales contra los blancos -que serían ese año campeones de Europa con Sabonis y Arlauckas-, Laso hizo un partido memorable con 18 puntos y 11 asistencias.
Ese éxito -el primero en la historia de Baskonia- despertó el hambre de títulos de Laso. El capitán de Baskonia se marchó al Real Madrid ese mismo verano intentando conquistar una Liga ACB y una Copa de Europa que hasta ese momento le habían sido esquivas... y que también se le escaparían con el uniforme blanco. Como consuelo, ganaría una Recopa de Europa en dos temporadas de blanco.
Por suerte para Laso, todas aquellas frustraciones de sólo conseguir un título como jugador se verían totalmente neutralizadas en su etapa como técnico blanco. Allí ganó 22 títulos en un 11 años al frente del equipo convirtiéndose en uno de los mejores entrenadores de la historia del club. Ese es el Laso que todos conocemos, pero antes hubo un Pablo a lo Llull que convenía recordar que existió.